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Señor de la hierba
Nariz, ojos y orejas, todo a la misma altura, bien arriba en la cabeza: les sirve para andar en el agua, como les gusta a ellos; pero también para darles ese aire inquisidor, esa manera de indagar a quien lo mire, cierto peso intelectual. Cada vez que me cruzo con un carpincho le sostengo la mirada, nos escudriñamos. Espero que ninguno me hable.
Capibara, del guaraní “señor de la hierba”.
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